El pasado mes de Enero, la alcaldesa de Conil de la Frontera junto al delegado de Turismo presentaron la imagen corporativa de Ciudad Gastronómica Española 2024 así como el acertado eslogan que acompañará a dicha imagen: “Paraíso del buen gusto”.
En este artículo, nos hacemos eco de los compañeros de La voz del Sur y seguimos las pistas que aportan en una interesante ruta gastronómica por los mejores establecimientos hosteleros de Conil.
Su fuerte son los productos artesanales de la Sierra. Elaboraciones y presentaciones cuidadas. Además, es uno de los mejores lugares donde disfrutar de cócteles y también la repostería tradicional con esa base árabe deliciosa y la moderna, con los helados de protagonistas. Su nombre encierra parte de la clave, puede ser uno de los tapados de la gastronomía local y provincial aunque, a la vista de su éxito, mucha gente lo ha descubierto hace tiempo.
Sin duda uno de los mejores restaurantes de pescado más veteranos de la zona.
Cocina de producto. Sus platos, ensamblan recetas tradicionales con toques contemporáneos.
Además de excelentes pescados, podremos disfrutar de un amplio surtido de carnes y verduras de la zona.
Es una institución. Uno de esos restaurantes que hay en cada municipio, en cada ciudad, en el que la fama, la tradición, la clientela y el prestigio decidieron reunirse hace tiempo para no marcharse más. Su ubicación, sobre los acantilados de la playa homónima, anuncian ya las calas cercanas y aporta sensualidad a la visita, una experiencia siempre. El hilo musical lo pone la marea. Muchos de sus salones son miradores hacia el Atlántico, de los más impresionantes de toda la provincia.
Cocina popular reconvertida en señorial. José Sánchez, chef, maestro, divulgador y alma de este sitio presenta un recetario tradicional andaluz enriquecido con imaginación, creatividad y la calidad obvia del producto más cercano. Pescados, mariscos, pero también carnes y una carta de postres memorable. La bodega está a la altura de un lugar de culto. Es un seguro de disfrute para encuentros de a dos, para reuniones y citas familiares. Puede que el precio medio por comensal sea de los más altos del listado pero también es cierto que va en consonancia con la oferta, de gran nivel.
Otro de los lugares que se ha ganado la etiqueta de tradicional pero, en vez de acomodarse, actualiza constantemente su oferta y su cocina. De hecho, presenta productos similares a los de todo este listado (el lugar obliga) pero de una forma creativa, revisada. Guarda espacio para la cuchara, en homenaje al nombre y mote del fundador. También se beneficia de la estructura, en pendiente descendente hacia la playa, que tiene todo Conil. Esos diferentes niveles, comunicados por atractivos ascensores y escaleras, permiten unas vistas y unas terrazas que difícilmente se olvidan si coinciden, por poner, con un atardecer o con una noche de Levante en calma.
Su carta es amplísima y recomendable pero, por variar, además de la constante recomendación de carnes y pescados (manejan bien la parrilla) es buen lugar para inclinarse por arroces y guisos. Cuidan mucho los postres. Está en el entorno de la populosa, comercial, calle Cádiz así que su ambiente es prácticamente festivo durante todo el verano y en las fechas de grandes desplazamientos vacacionales.
En su página web hablan de rendir “culto” a los guisos marineros y cualquiera que haya tenido la suerte de visitar el establecimiento sabe que la afirmación no es exagerada. Sus arroces también son excelentes. Es una de esas catedrales blancas sobre la arena que pueblan las playas de media costa española pero, en este caso, la evolución de bar de playa, chiringuito, hacia restaurante cuidado ha sido espléndida. Se surte directamente de las lonjas más cercanas para adquirir “el producto de mayor calidad del litoral gaditano”. El atún comparte aquí espacio con borriquetes, pargos, sargos, bocinegros, doradas, bogavantes, lenguados, melvas y langostas.
De hecho, están especializados en servir únicamente producto con la etiqueta comercial Pescado de Conil. Desde Semana Santa hasta octubre puede costar encontrar mesa en fines de semana porque sus partidarios son legión. Merece la pena intentarlo y compartir el ritual con cientos de comensales en sus grandes salones superpoblados de sillas de madera, con la playa en los pies, en la mente, en los oídos y en la vista.
Un espacio ecléctico para bien. Punto de fusión entre casa de comida, nuevo gastrobar y cocina de siempre revisada para públicos diversos en edad, origen y preferencias. Igual de gritable resultan unas gambas al ajillo, unas tagarninas, un jarrete o una hamburguesa de retinto. Recetario local y cabal presentado de forma que resulta irresistible incluso para las nuevas generaciones. Cuida la bodega. Está ubicado en la calle Laguna, junto a la célebre fuente de los leones, que se ha convertido en un agradable bulevar semipeatonal en los últimos años.
La pareja propietaria, premiado cocinero (Domingo Rodríguez) y experiodista (Juani Amaya), ha sabido darle una personalidad informal pero rigurosa que convierte cada visita en el prólogo de la siguiente. Siempre recibe menciones en las rutas gastronómicas locales, prueba de que resulta tan atractivo para los visitantes como para los que se quedan (gran película) todo el año. Coqueta y pequeña sala única, entre rústica y étnica, con barra y terraza muy agradable, tan cerca del centro como del mercado de abastos.